Esta web inserta cookies propias para facilitar tu navegación. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información en nuestra Política de Cookies | Aceptar
Ventajas de las frutas y verduras congeladas

No es ningún secreto que las bondades de los vegetales son cuasi infinitas. De hecho, nos proporcionan los minerales y vitaminas que necesitamos, al tiempo que ayudan a reducir el riesgo de obesidad. ¡Algo a tener, especialmente, en cuenta en pleno verano! Así, cabe reseñar la comodidad que supone hacer uso de estos productos congelados a la hora de consumir las 5 raciones diarias recomendadas por los profesionales de la medicina. Los motivos son claros. Una vez en frío, podemos disfrutar todo el año de estas viandas. ¡Incluso fuera de temporada! Y, por si fuera poco, nos ahorramos la ardua labor de lavarlas, pelarlas y cortarlas.
¡Pero aún hay más! Su precio suele ser más asequible que si se compran frescas, sobre todo, si queremos hincarles el diente en cualquier momento del año. Asimismo, la congelación las mantiene, prácticamente intactas, sin necesidad de añadir conservantes ni aditivos artificiales, sin olvidar que estas se procesan en cuanto alcanzan el punto máximo de frescura y atesoran, por tanto, la cantidad máxima de nutrientes. Por ello, es bien sabido que, en ocasiones, sus aportes en pro de la salud son mayores que los de los vegetales frescos que pueden llevar a cuestas semanas de transporte y almacenamiento en la nevera de casa. 

En esta misma línea, tampoco conviene olvidar que sus vitaminas liposolubles se conservan. No en vano, un estudio realizado concluyó que la verdura y fruta congelada preserva más antioxidantes -como polifenoles, luteína, antocianinas o betacaroteno- en 2 de cada 3 casos. Así las cosas, generalmente, existen bocados, como los guisantes congelados que son más beneficiosos que los frescos, aún después de la pasteurización o el escaldado. 

LA CESTA DE LA COMPRA
En este sentido, el congelado evita, casi al completo, la oxidación de los alimentos al no estar expuestos a la acción habitual de la luz, el calor y, por supuesto, el oxígeno. A este respecto, los vegetales con tasas de respiración más alta, por ejemplo, los frijoles, pueden resultar más saludables si se adquieren previamente congelados. Ahora, ya no tienes excusa para no llenar tu cesta de la compra de frutas y verduras conservadas a temperaturas bajo cero.